Marruecos ha trazado una nueva hoja de ruta energética: eliminar el uso del carbón en su matriz eléctrica para 2040 y triplicar su capacidad en energías renovables antes del final de la década. Se trata de una de las transiciones energéticas más ambiciosas del continente africano, enmarcada dentro del compromiso climático del país y su liderazgo en la acción global contra el cambio climático.

Un compromiso con horizonte 2040

Según la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) actualizada, Marruecos se compromete a abandonar progresivamente la generación eléctrica a base de carbón para el año 2040, con el apoyo de financiamiento internacional. Incluso sin ese apoyo, el país ha dejado claro que el carbón será historia “en algún punto de la década de 2040”.

El anuncio fue respaldado por la Powering Past Coal Alliance (PPCA), que destacó la decisión de Marruecos de fijar por primera vez un calendario concreto para su transición energética. El plan incluye triplicar la capacidad instalada de energías renovables hasta superar los 15 GW en 2030, además de fortalecer las redes eléctricas y ampliar la capacidad de almacenamiento energético.

El fin del carbón, una transición en marcha

El carbón todavía domina la generación eléctrica marroquí, con un 59,3 % del total en 2024, aunque esa cifra ya representa una caída importante frente al 70 % registrado en 2022. Paralelamente, las energías solar y eólica han experimentado un auge sin precedentes: el 25 % de la electricidad nacional ya proviene de fuentes renovables, frente al 9 % en 2015.

“La eliminación gradual del carbón, combinada con la expansión acelerada de las energías limpias, reforzará nuestra seguridad energética y estimulará un crecimiento económico y social sostenible”, declaró Leila Benali, ministra de Transición Energética y Desarrollo Sostenible.

Benali confirmó además que Marruecos ha detenido toda planificación de nuevas centrales de carbón. En su intervención durante la COP28, insistió en que el país “tiene la capacidad técnica y financiera para construir una economía de valor compartido que beneficie a todos los marroquíes”.

De Noor a la economía verde

La estrategia energética de Marruecos no es nueva. Desde la Estrategia Nacional de Energía de 2009, el Reino marroquí ha puesto a las energías renovables en el centro de su desarrollo. El complejo solar Noor de Ouarzazate, el más grande del mundo en concentración solar, es ya un símbolo de esa visión.

El objetivo oficial sigue siendo alcanzar un 52 % de electricidad renovable para 2030, con una proyección del 70 % para 2050. Para ello, Marruecos ha implementado subastas públicas para proyectos solares y eólicos, ha creado la Agencia Marroquí para la Energía Sostenible (MASEN) y ha impulsado alianzas público-privadas que fortalecen la confianza de los inversores internacionales.

Una transición justa y ejemplar

El cofundador de la Iniciativa Imal para el Clima y el Desarrollo, Rachid Ennassiri, calificó la decisión como “una evolución decisiva en la política climática marroquí”, destacando que convierte una intención implícita en un objetivo estratégico claro. Según Ennassiri, el país se prepara para gestionar jubilaciones anticipadas de plantas térmicas, reformas contractuales y programas de transición justa para los trabajadores.

Por su parte, la jefa de secretaría de la PPCA, Julia Skorupska, subrayó que Marruecos está transitando “de una dependencia de los combustibles fósiles importados hacia una energía limpia y producida localmente”, lo que abre la puerta a “aire más limpio, empleos de calidad y energía más asequible”.

Contexto global: un cambio histórico

El anuncio llega en un momento clave para la energía mundial: por primera vez en la historia, las energías renovables generaron más electricidad que el carbón a nivel global. En 2025, la expansión solar y eólica superó el crecimiento total de la demanda energética, mientras las adiciones de capacidad de carbón alcanzaron su nivel más bajo en dos décadas.

El PPCA lanzará en la COP30 un Plan para Acelerar la Transición del Carbón, con acciones concretas hacia la próxima evaluación global de compromisos climáticos (Global Stocktake) de 2028. Marruecos figura entre los países que impulsan ese proceso desde el Sur Global, reafirmando su liderazgo ambiental y diplomático.


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