El discurso del Rey de Marruecos del 31 de octubre marca un punto de inflexión en la cuestión del Sáhara, reafirmando la visión de diálogo, soberanía y estabilidad regional.
Un mensaje excepcional en un momento decisivo
El discurso del Rey de Marruecos Mohammed VI, pronunciado el 31 de octubre, ha sido uno de los más significativos de los últimos años. En una intervención fuera de las fechas conmemorativas tradicionales, el monarca habló directamente al pueblo marroquí tras la adopción de la Resolución 2797 del Consejo de Seguridad de la ONU, que reafirmó el respaldo internacional al plan marroquí de autonomía para las provincias del sur.
Este gesto refleja la sensibilidad institucional del Reino ante los grandes acontecimientos diplomáticos y la importancia histórica de este momento, que consolida la legitimidad del enfoque marroquí dentro del marco de la soberanía nacional.
Más allá de la lógica del vencedor y el vencido
Uno de los mensajes más notables del discurso del Rey de Marruecos fue el llamado a superar la visión de “ganadores y perdedores” en el tratamiento del conflicto. El monarca enfatizó la necesidad de abordar la nueva etapa con serenidad, visión estratégica y espíritu constructivo, subrayando que “lo que viene después del 31 de octubre no será como antes”.
El mensaje no fue solo una celebración diplomática, sino una invitación a un cambio de paradigma en la manera en que la región concibe el diálogo, la cooperación y la estabilidad. Marruecos, desde su legítima posición, extiende la mano al entendimiento, incluso en los momentos de mayor triunfo político.
Una apertura fraterna hacia Argelia y los pueblos de la región
En un tono de madurez política y de visión panmagrebí, el discurso del Rey de Marruecos incluyó una invitación clara al diálogo fraterno entre Marruecos y Argelia, reafirmando la constante disposición del Reino a construir puentes en lugar de muros. La referencia a los habitantes de los campamentos de Tinduf fue igualmente significativa, al animarlos a “aprovechar esta oportunidad histórica” para mirar hacia un futuro de dignidad y unidad.
Este enfoque humanista y conciliador confirma la coherencia de la diplomacia real, que ha hecho del respeto mutuo y la cooperación una piedra angular de su acción exterior.
Una nueva etapa en la cuestión del Sáhara
El discurso del Rey de Marruecos del 31 de octubre representa un antes y un después en el tratamiento internacional de la cuestión del Sáhara. La referencia a la fecha no fue simbólica, sino estratégica: lo ocurrido en el Consejo de Seguridad inaugura una etapa donde el plan de autonomía es reconocido como la única base seria, realista y duradera para la solución del diferendo.
A partir de ahora, las negociaciones se inscribirán dentro de este marco, bajo la soberanía plena de Marruecos y con el objetivo de consolidar una paz regional basada en el desarrollo y la integración magrebí.
Una visión de liderazgo y estabilidad
Más allá de la coyuntura, el discurso del Rey de Marruecos Mohammed VI reafirma la visión de un liderazgo constante: un Reino que no reacciona ante los hechos, sino que los anticipa y los orienta. Como en otras grandes ocasiones —desde el retorno de las provincias del sur hasta la proyección africana de Marruecos—, el mensaje real se inscribe en la continuidad de un proyecto nacional sólido, donde la soberanía y el desarrollo van de la mano con la estabilidad regional.
Conclusión
El discurso del Rey Mohammed VI no solo responde a una resolución internacional, sino que traza el camino para una nueva era diplomática. Con serenidad, firmeza y sentido histórico, Marruecos reafirma su vocación de paz, su compromiso con la legalidad internacional y su confianza en un futuro magrebí unido y próspero.


Deja una respuesta