El jueves 23 de octubre de 2025, el Reino de Bélgica reafirmó oficialmente su apoyo a la propuesta de autonomía presentada por Marruecos en 2007 como la solución “más seria, creíble y realista” para la cuestión del Sáhara.
La declaración conjunta fue firmada en Bruselas tras una reunión entre el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, y su homólogo belga, Maxime Prévot, vicepresidente del Gobierno y titular de Relaciones Exteriores.

Este respaldo marca un paso diplomático importante dentro de las relaciones entre ambos países, que en los últimos años han mostrado una convergencia notable en temas de cooperación, seguridad y desarrollo económico.

Un apoyo con peso político en Europa

El apoyo belga no es un gesto aislado. Se inscribe dentro de una tendencia creciente en Europa de reconocer la iniciativa marroquí como la vía más pragmática para alcanzar una solución definitiva al conflicto.
Francia, Alemania, Países Bajos, España y varios Estados del Este europeo han expresado posturas similares, reconociendo el papel de Marruecos como un socio estable y responsable en el norte de África.

Bélgica, país sede de las principales instituciones de la Unión Europea, añade una voz influyente a esta línea diplomática. Su posición tiene un valor simbólico y estratégico, pues puede contribuir a consolidar un consenso europeo en favor de una solución política bajo el paraguas de Naciones Unidas, pero inspirada en la propuesta marroquí.

Una relación bilateral de confianza mutua

Durante el encuentro en Bruselas, ambos ministros coincidieron en la importancia de fortalecer el diálogo político y la cooperación económica.
Maxime Prévot subrayó la voluntad de Bélgica de acompañar a Marruecos en sus esfuerzos de desarrollo y de “apoyar pasos concretos en el marco de una asociación equilibrada y duradera”.
Por su parte, Nasser Bourita destacó que Marruecos aprecia este apoyo como una señal de confianza y de respeto mutuo, pilares fundamentales en la relación entre ambos países.

A lo largo de los últimos años, las relaciones marroquí-belgas se han diversificado: abarcan desde la cooperación en materia de seguridad, migración y lucha contra el extremismo, hasta proyectos conjuntos en energías renovables, educación y cultura.

El contexto internacional y regional

El conflicto del Sáhara Occidental, pendiente desde mediados de los años 70 tras la marcha verde de Marruecos y, por consiguiente, la salida de España, ha sido uno de los temas más sensibles del norte de África.
La propuesta marroquí de autonomía bajo soberanía nacional, presentada en 2007 ante las Naciones Unidas, ofrece a la población saharaui la posibilidad de gestionar sus asuntos locales —parlamento, administración, recursos— dentro del marco del Estado marroquí.

En contraste, el Frente Polisario continúa reclamando un referéndum de independencia que, en la práctica, la comunidad internacional considera imposible de implementar.
En los últimos años, numerosos países africanos y árabes han abierto consulados en El Aaiún y Dajla, lo que se interpreta como un reconocimiento de facto a la soberanía marroquí sobre el territorio.

Una diplomacia marroquí activa y serena

El anuncio de Bruselas refleja también la madurez de la diplomacia marroquí, que ha sabido mantener una línea de acción basada en el diálogo, la moderación y el desarrollo compartido.
El Reino ha convertido el Sáhara en una región de inversiones, energías limpias y conexión con África Occidental, transformando el debate territorial en un modelo de desarrollo regional.

Este enfoque pragmático forma parte de una visión más amplia: un Marruecos que apuesta por el entendimiento internacional, la cooperación Sur-Norte y la estabilidad regional.
En palabras de un analista citado por la prensa belga, “la firmeza marroquí va acompañada de una diplomacia paciente y abierta al consenso, algo que Europa valora cada vez más”.

El horizonte de una solución duradera

La postura de Bélgica se suma, por tanto, a la corriente de reconocimiento que ve en la autonomía marroquí una solución política viable y conforme al derecho internacional.
La declaración conjunta del 23 de octubre establece el compromiso de ambos países de seguir colaborando en foros internacionales y de mantener un diálogo constante en torno a los desafíos globales.

Desde Rabat, fuentes diplomáticas valoraron la decisión belga como “una señal clara de confianza en la seriedad y estabilidad del Reino”, destacando que esta dinámica fortalece la relación entre Europa y África y abre nuevas oportunidades para la cooperación económica y cultural.

Una visión compartida para el futuro

El fortalecimiento de los lazos entre Marruecos y Bélgica refleja una comprensión común del futuro: un Magreb estable, conectado y próspero, que se integre activamente en el diálogo euromediterráneo.
La visita de Bourita a Bruselas se inscribe, además, en una agenda más amplia que incluye reuniones con responsables europeos sobre migración, energía y partenariado económico, áreas donde ambos países han mostrado afinidades claras.

Con esta nueva declaración, Bélgica no solo respalda una posición política, sino también una visión de estabilidad regional basada en el respeto, la cooperación y la búsqueda del bien común.
Un gesto diplomático que consolida el papel de Marruecos como actor de confianza y mediador natural entre Europa, África y el mundo árabe.


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