El 6 de noviembre ocupa un lugar esencial en la historia moderna de Marruecos. En esta fecha, hace ya medio siglo, el pueblo marroquí emprendió uno de los actos más pacíficos y decisivos del siglo XX en África: la Marcha Verde. Convocados por el Rey Hassan II, más de 350 000 ciudadanos —hombres y mujeres de todas las regiones del país— avanzaron hacia el sur portando el Corán y la bandera nacional. Aquel gesto, profundamente simbólico, reafirmó la unión indisoluble entre el Trono y el pueblo, y abrió una nueva etapa en el proceso de recuperación del Sáhara.

Un acto de fe y patriotismo

La Marcha Verde fue mucho más que una movilización política: fue una manifestación de fe en la justicia de una causa nacional. El entonces monarca, Hassan II, concibió esta acción no como una invasión, sino como una afirmación pacífica de soberanía y una apelación moral ante el mundo.
Los participantes no portaban armas, sino convicción. Su marcha, observada por la comunidad internacional con admiración y sorpresa, simbolizó una forma de diplomacia popular basada en la paz, la legitimidad histórica y la voluntad colectiva.

Días después de este movimiento, se firmaron los Acuerdos de Madrid, mediante los cuales España puso fin a su presencia en el territorio. Desde entonces, la Marcha Verde ha quedado inscrita como un hito en la memoria marroquí, un punto de inflexión que marcó el inicio de una nueva era.

Medio siglo de memoria viva

Cincuenta años después, Marruecos conmemora este aniversario con orgullo y serenidad. Las celebraciones de este año se extienden por todo el país, desde Rabat hasta las provincias del sur. En Laayoune y Dajla se organizan exposiciones, conferencias y eventos culturales que rememoran los valores fundacionales de aquella jornada: patriotismo, unidad y fe.
El discurso nacional en torno a la Marcha Verde se ha enriquecido con una visión moderna: ya no se trata solo de recordar el pasado, sino de valorar cómo ese espíritu de unión ha impulsado la transformación del país en los ámbitos político, económico y social.

Las provincias del sur son hoy una muestra tangible de ese progreso. Laayoune, Dajla y Smara se han convertido en polos de inversión, turismo y energías renovables. Los proyectos de infraestructura, las universidades y los centros culturales reflejan una estrategia de desarrollo sostenible que consolida la integración del territorio y mejora la calidad de vida de sus habitantes.

Una conmemoración en clave diplomática

Este 2025, la conmemoración llega en un contexto internacional significativo. El reciente respaldo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas al plan de autonomía marroquí ha fortalecido la posición del Reino y ha reafirmado su compromiso con una solución política duradera y realista para la cuestión del Sáhara.
Para Marruecos, esta resolución simboliza el reconocimiento de décadas de esfuerzos diplomáticos y la confirmación de que la vía del diálogo y la cooperación regional es el camino hacia la estabilidad.

En contraste con los desafíos globales, el mensaje que emana de este aniversario es claro: Marruecos sigue apostando por la paz, la cooperación y el desarrollo compartido. La Marcha Verde, lejos de ser un recuerdo inmóvil, sigue siendo una brújula moral y política que orienta la visión del Reino hacia el futuro.

El espíritu que trasciende generaciones

Cada 6 de noviembre vuelve a despertar un sentimiento profundo en la sociedad marroquí. Es una fecha que une a las generaciones, recordando que la fuerza de un país reside en la cohesión de su pueblo y en la continuidad de sus valores. Medio siglo después, el eco de aquella marcha pacífica aún resuena como una lección de historia y de identidad.

Hoy, Marruecos celebra no solo un acontecimiento del pasado, sino una promesa renovada de futuro. La Marcha Verde sigue viva en la conciencia nacional como un ejemplo de unidad, dignidad y fe en el destino común. Y mientras el Reino mira hacia adelante, el mensaje de aquel día permanece inalterable: Marruecos avanza, firme y unido, bajo el estandarte de la soberanía, la paz y la esperanza.


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